En el primer artículo de la nueva serie dedicada a las figuras históricas entre los postes, presentaremos a la leyenda del fútbol británico: Gordon Banks.
Talento natural
Gordon nació en 1937 en Sheffield. Llegó al gran fútbol 20 años después, cuando en 1958 fue aceptado en el equipo A del Chesterfield FC. Un año después, fue vendido por la hoy ridícula suma de 7 mil libras al Leicester City de Inglaterra, donde jugó casi 300 partidos en 8 años. En 1966, hizo una breve aparición en la Copa del Mundo en casa, que ganó con la selección inglesa. Por cierto, durante todo el torneo solo recibió dos goles.
En la cima
Más tarde, como uno de los mejores porteros del mundo, se trasladó al Stoke City, específicamente en 1967. La cantidad del traspaso fue de 50 mil libras. En 1970, viajó a otra Copa del Mundo, que aunque no ganó, dejó su huella en la historia con varias paradas increíbles. La más famosa se recuerda en Inglaterra hasta hoy en los enfrentamientos contra los canarios, porque en un partido de grupos contra Brasil, detuvo un potente y bien colocado cabezazo de la leyenda mundial: Pelé. En el torneo se enfermó, por lo que se perdió la fase de eliminación, en la que su equipo fue eliminado en cuartos de final por los alemanes occidentales.
Fin prematuro
En 1971 y 1972 tuvo una temporada fantástica y ganó la Copa de la Liga con el Stoke, que hasta ahora es el único trofeo prestigioso de este club. Sin embargo, su carrera terminó ese mismo año: en octubre de 1972 sufrió una grave lesión en el ojo en un accidente automovilístico, lo que le obligó a retirarse del fútbol profesional para siempre. A pesar de su retiro involuntario, apoyó activamente el fútbol inglés e incluso se convirtió en entrenador. Hoy en día, se le considera un gigante del fútbol en las islas.
“A ese nivel, cada gol recibido es como un cuchillo clavado entre las costillas.”
Gordon Banks