¿Cómo se reconoce a un buen portero? Deciden las condiciones físicas y psicológicas, así como la inteligencia de juego.

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Jak se pozná dobrý brankář? Rozhodují fyzické a psychické předpoklady i herní inteligence - BU1

¿Cómo se reconoce a un buen portero? Deciden las condiciones físicas y psicológicas, así como la inteligencia de juego.


A menudo, se puede reconocer a un portero de calidad a simple vista por su altura y las proporciones generales de su cuerpo. Igualmente, no les falta pensamiento analítico y una inteligencia de juego general. Sin embargo, solo el entrenamiento hace al maestro, y esto se aplica aún más a los porteros de fútbol. Son ellos quienes deben trabajar no solo en su condición física, sino también en su equilibrio, concentración y otras cualidades mentales. Para ello, se utilizan entrenamientos individuales, que son dirigidos por entrenadores de porteros, e incluso escuelas especiales. Pero lo más importante, por supuesto, es la motivación y el esfuerzo de los propios jugadores.

Condiciones físicas

Actualmente, se considera que la altura ideal es de 185 a 190 cm, lo que le da al portero un mayor alcance y le permite ganar en los duelos aéreos. Para los jugadores más bajos, en tales casos es más difícil tener éxito, porque simplemente no pueden alcanzar el balón. Y con una mayor estatura, podrían ser menos ágiles y no lo suficientemente flexibles.


Además de la altura, por supuesto, también depende mucho del peso del portero, para el cual no existen cifras exactas. Es fundamental que corresponda con su altura. Un portero demasiado ligero podría ser fácilmente empujado o despojado del balón y un peso alto significa menor flexibilidad y dinamismo. Un arranque rápido hacia el balón es completamente crucial. Al mismo tiempo, el portero debe tener una gran fuerza, para poder manejar un balón que viene a gran velocidad y jugarlo sin problemas hacia el campo del oponente. Además, no debería faltarle resistencia, porque durante cada partido debe ofrecer un rendimiento de calidad de principio a fin.

Preparación integral

Los mejores porteros profesionales, sus entrenadores y los propietarios de escuelas de porteros coinciden en que los entrenamientos deben ser integrales. Y mientras que antes se ponía el mayor énfasis en la técnica y la condición física, desde los años 90 ha cobrado protagonismo la táctica individual, grupal y de equipo. Además de mejorar las habilidades de los jugadores, los entrenadores, junto con los entrenadores mentales, también se enfocan en el aspecto psicológico, especialmente en el coraje y la autoestima saludable, la concentración, la capacidad de leer el juego más rápido que los demás y estar siempre un paso adelante del oponente.


En cualquier caso, es necesario establecer objetivos regularmente, trabajar para alcanzarlos y avanzar. Sin embargo, la retroalimentación también es muy útil, y los entrenadores no deberían olvidarla. Gracias a esto, los porteros tienen una motivación constante para mejorar, lo que se refleja en sus resultados y en los del equipo. Y luego, por supuesto, también están las botas de calidad o guantes de portero, que brindan aún más seguridad.

Colaboración en equipo

Aunque el portero es en gran medida un deportista individual, no está solo en el campo y debe compenetrarse perfectamente con su equipo. Es necesario que pueda comunicarse con sus compañeros y apoyarlos incluso en situaciones difíciles. Más aún, hoy en día tiene mucho más espacio en el campo que en el pasado. Se involucra también en las acciones ofensivas, por lo que debe prestar más atención al juego de pies y al trabajo con todo el cuerpo, así como a sus pensamientos y emociones. Detrás del portero ya no hay otro jugador y nadie puede corregir sus errores, por lo que son los más visibles y, según las estadísticas, hasta el 90 por ciento de ellos terminan en gol.

Inteligencia de juego


Según entrenadores experimentados, lo que hace a un buen portero aún mejor es una alta inteligencia y la capacidad de evaluar rápida y precisamente las situaciones que surgen. En muchos de ellos, esto se puede notar ya en la infancia o en una edad muy temprana, aún cuando no juegan profesionalmente. Ya entonces es evidente que tienen predisposición para el juego táctico, donde no solo triunfan gracias a un alto rendimiento, sino que también les ayudan decisiones estratégicas que llegan en el momento adecuado. Con la experiencia, por supuesto, mejoran aún más y pueden convertirse en leyendas como Petr Čech, Gianluigi Buffon u Oliver Kahn.
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